Helicobacter pylori

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Suena a bicho raro? ¡Pues lo es, pero no os preocupéis, que hoy le ponemos nombre y apellido y lo domamos entre todos! ¡Vamos a por el Helicobacter pylori!

¿Qué es el Helicobacter pylori?

Imaginaos una bacteria con forma de hélice (de ahí lo de “Helico”) que le encanta vivir en un lugar tan inhóspito como el estómago. Sí, ese órgano que segrega ácidos súper potentes. Pues bien, esta bacteria es una superviviente nata, capaz de neutralizar el ácido a su alrededor para hacerse un hogar.

El problema es que, aunque muchos la tenemos sin darnos cuenta, para otros se convierte en una invitada muy molesta que puede causar:

  • Gastritis crónica: Inflamación de la mucosa del estómago, que puede llevar a dolor, náuseas y sensación de hinchazón.
  • Úlceras pépticas: Llagas en el revestimiento del estómago o del duodeno (la primera parte del intestino delgado).
  • En el peor de los casos (y esto es raro, ¡no os alarméis!): Mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer de estómago.

¿Cómo sé si tengo Helicobacter pylori?

Los síntomas pueden ser variados, desde una simple indigestión recurrente hasta dolor abdominal intenso, pérdida de apetito o náuseas. Si sospechas, ¡no dudes en consultar a tu médico! Se puede diagnosticar con pruebas sencillas:

  • Test del aliento: ¡Soplando! Es muy preciso.
  • Análisis de heces: Buscando restos de la bacteria.
  • Endoscopia con biopsia: Para los casos más complejos, se mira directamente y se toma una pequeña muestra.

Tratamiento de Helicobacter pylori

El tratamiento estándar para erradicar la Helicobacter pylori es lo que llamamos la “triple terapia”, y a veces la “cuádruple terapia”. No os asustéis, es una combinación de medicamentos:

  1. Antibióticos: Generalmente dos tipos para asegurar su erradicación. Suelen ser amoxicilina, claritromicina o metronidazol.
  2. Inhibidores de la bomba de protones (IBP): Estos reducen la producción de ácido en el estómago, lo que ayuda a los antibióticos a hacer su trabajo y a que el estómago se recupere. Ejemplos: omeprazol, pantoprazol.
  3. A veces se añade:
    • Subsalicilato de bismuto: Para potenciar la acción de los antibióticos y proteger la mucosa.

Importante: Este tratamiento debe ser prescrito y supervisado por un médico. ¡No te automediques! Es fundamental seguir las indicaciones al pie de la letra para asegurar la erradicación completa de la bacteria y evitar resistencias.

Hay muchas personas que tienen Helicobacter y son asintomáticas, no se deben de tratar salvo indicación médica.

Prevención para Helicobacter pylori

Aunque no hay una “vacuna” o una terapia “ideal”, podemos tomar medidas para reducir el riesgo de infección y re-infección:

  • Higiene impecable: Lavarse bien las manos, especialmente antes de comer y después de ir al baño.
  • Agua y alimentos seguros: Beber agua potable y asegurarse de que los alimentos estén bien cocinados y manipulados.
  • Cuidado con la contaminación cruzada: En lugares con poca higiene, la transmisión puede ser más fácil.

Tips y Suplementos para un Estómago Feliz

Aquí viene la parte donde la sabiduría ancestral y la ciencia se dan la mano para apoyar la recuperación y el bienestar digestivo. ¡Ojo! Esto es un complemento, nunca un sustituto del tratamiento médico.

1. Probióticos: Los aliados silenciosos del intestino

Durante el tratamiento con antibióticos, la flora intestinal (nuestras bacterias “buenas”) puede sufrir un descenso brusco, desequilibrando nuestra homeostasis. Aquí es donde los probióticos entran en juego para:

  • Reducir efectos secundarios de los antibióticos: Como diarrea o malestar digestivo.
  • Mejorar la tasa de erradicación de H. pylori: Algunos estudios sugieren que ciertas cepas pueden ayudar.
  • Restaurar la flora intestinal: Fundamental para una digestión saludable a largo plazo.

¿Qué buscar? Cepa específicas como:

  • Lactobacillus rhamnosus GG (LGG): Muy estudiado por sus efectos protectores.
  • Saccharomyces boulardii: Una levadura probiótica que ha demostrado ser eficaz.
  • Bifidobacterium lactis: Ayuda a repoblar el intestino.
  • Otras cepas probióticas pueden ser positivas, solo que no se han estudiado suficientemente aún para tener evidencia científica de su utilidad.

¿Cuándo tomarlos? Lo ideal es iniciar los probióticos al mismo tiempo que los antibióticos (pero separados por unas horas) y continuar durante varias semanas después de finalizar el tratamiento. ¡Consulta siempre con tu médico o farmacéutico para elegir el más adecuado!

2. Plantas medicinales y suplementos que pueden ayudar

La naturaleza nos ofrece un sinfín de herramientas, pero siempre con sensatez y bajo consejo profesional:

  • Regaliz desglicirrizado (DGL): Ayuda a proteger la mucosa gástrica y puede tener un efecto inhibidor sobre la H. pylori. Es diferente al regaliz común y no tiene los efectos secundarios sobre la presión arterial.
  • Miel de Manuka: Conocida por sus propiedades antibacterianas. Algunos estudios sugieren que puede tener un efecto contra H. pylori, pero no sustituye a los antibióticos. Busca miel con un alto factor UMF (Unique Manuka Factor).
  • Brócoli y germinados de brócoli: Contienen sulforafano, un compuesto que ha mostrado actividad contra H. pylori en estudios de laboratorio. ¡Una razón más para incluir más verduras crucíferas en tu dieta!
  • Aceite de orégano (con cautela): Contiene carvacrol y timol, compuestos con propiedades antimicrobianas. Debe usarse en dosis muy bajas y siempre diluido, ya que es muy potente. ¡Nunca sin supervisión profesional!
  • Jengibre: Conocido por sus propiedades antiinflamatorias y digestivas. Puede ayudar a aliviar náuseas y malestar.
  • Aloe vera (sin la aloína): El jugo de aloe vera (sin la parte laxante) puede ser calmante para la mucosa gástrica.
  • Zinc-L-carnosina: Un complejo que ha demostrado tener efectos protectores sobre la mucosa gástrica y ayudar en la cicatrización de úlceras.

3. Alimentación que favorece el control de Helicobacter pylori

Una dieta equilibrada es clave para la recuperación y la prevención:

  • Evita alimentos irritantes: Alimentos muy picantes, altos en grasas, fritos, bebidas carbonatadas, alcohol y café en exceso pueden irritar la mucosa gástrica.
  • Prioriza lo suave: Opta por comidas ligeras, cocinadas al vapor, hervidas o al horno.
  • Fibra soluble: Frutas (manzana, pera), verduras cocidas, avena.
  • Alimentos fermentados (con moderación y si se toleran): Kéfir, chucrut, kimchi. Son una fuente natural de probióticos, pero introdúcelos poco a poco.

Conclusiones

La Helicobacter pylori es una bacteria común que puede causar problemas digestivos. El tratamiento médico es fundamental para erradicarla.

Se trata de una infección difícil de tratar, porque la bacteria se puede hacer resistente y los antibióticos no funcionan bien en el medio ácido del estómago. Por eso se suele prescribir una combinación de tres antibióticos junto con un medicamento que disminuya la producción de ácido del estómago.

Además, el objetivo es eliminar la infección en el 100% de los casos, pero los tratamientos actuales no curan a todos los pacientes, por lo que los médicos suelen realizar una prueba de control posterior.

Es una infección muy frecuente, en muchas ocasiones asintomática.

Hazte amigo del brócoli, el jengibre y los alimentos que favorezcan a tu microbiota (fibra de legumbres, verduras y frutas). Puedes ayudarte de algunas plantas medicinales y suplementos que disminuyen la infección, (sin sustituir los tratamientos médicos) y siempre ten en cuenta los probióticos.

Si tienes molestias no dudes en acudir a tu médico para que pueda determinar si se trata o no de Helicobacter pylori.

Recuerda, tu salud digestiva es un pilar fundamental de tu bienestar general. ¡Escucha a tu cuerpo y busca siempre la mejor orientación profesional!

¡Hasta la próxima, y que vuestros estómagos estén siempre felices!


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